martes, 4 de marzo de 2014

22/11/63: Stephen King viaja en el tiempo para salvar a JFK

Hace cosa de un mes me crucé con uno de mis profesores de marketing. Le comenté que había empezado a escribir este blog y, cuál fue mi sorpresa que, en vez de darme sugerencias para su posicionamiento, monetización, etcétera, me puso en la pista de algo mucho mejor. Se trataba de 22/11/63, una novela que combinaba el asesinato de Kennedy con viajes en el tiempo y que, en sus palabras, devoraría.

Era uno de los últimos libros de Stephen King, y como no soy muy dada a este autor, para no tener que gastar y luego arrepentirme, me saqué el carné de la biblioteca de cerca del trabajo —que ya era hora—, y lo busqué. Casi novecientas páginas... y sólo un mes de préstamo. Horror, con la vida que llevo, misión imposible. Pero leí la solapa y no pude resistirme. "Es la mejor novela de viajes en el tiempo desde H.G. Wells" (The New York Times). Vale, a la crítica también le ha gustado. Le daremos una oportunidad.


22/11/63 (Plaza & Janés) arranca con un buen surtido de premisas que embauca al lector aficionado a esto de los saltos temporales desde el principio. Rápida descripción de personajes propicios para tal ejercicio, acontecimientos a cambiar, curiosidad que satisfacer, y, en apenas un par de capítulos, al lío. A partir de ahí, King teje un argumento plagado de agujeros de gusano —bautizados como madrigueras de conejo—, bucles —reinicios del pasado cada vez que pasas por las anteriores— , y su propia teoría del caos, que es quizá el mejor aporte del libro, y que no voy a desvelar del todo por si alguno os decidís a leerlo. Sólo os adelantaré uno de sus axiomas: el pasado armoniza.

Según vas acompañando al protagonista, un profesor de instituto divorciado que nada tiene que perder en su viaje, los pocos flecos del inicio empiezan a cobrar sentido —muertes y agresiones violentas que se pueden evitar, fundementalemente— y ahí llega King con sus vicios y sus virtudes. Sus extenuantes detalles cinematográficos sobre cinco años de las peripecias de su chico por los colegios y casas de apuestas de Maine, Florida y Dallas, mientras espera a que llegue el 1963 caen en una narración bastante pesada, entre otras cosas porque la de JFK y los EE.UU de finales de los cincuenta y los sesenta, es una historia que ya nos sabemos todos de memoria. Quizá la elección del transfondo fuera buena desde otro autor, para que siempre estuviéramos ubicados, pero en el del responsable de La Tienda, es como pedirle a tu portero que te cuente las novedades del edificio; un auténtico infierno. Además, aunque rechaza la Teoría de la Conspiración, creo que para no complicarse la existencia, sí que se ha documentado bien sobre Harvey Lee Oswald. Doy fe, que me leí enterito el informe de la Comisión Warren en un arranque de los míos.

Efectividad vs. originalidad

Así las cosas, no es de extrañar que cuando llegan los momentos clave, deseemos como agua de mayo unos buenos fuegos artificiales y que se lancen bien. Aquí, King saca una traca cuidada al milímetro de realidades alternativas, guardianes del espacio tiempo y paradojas por si nos da por echar en falta algún tópico. La efectividad es absoluta, pero la originalidad pierde la partida y el relato se hace de lo más previsible, sobre todo al llegar a su final. Un desenlace rápido, que no da apenas qué pensar y que parece que, valga la redundancia, el autor tampoco ha pensado demasiado a tenor del poco partido que le termina sacando.

Me quedo con el concepto de "tiempo armónico" que antes he comentado y con los guiños para los fans de este subgénero. La prota es profesora y de casada se apellida Clayton, como la profesora Clara Clayton , que enamora a Doc en Regreso al Futuro III, y el único personaje que parece no inmutarse en un lapso de cincuenta años, además del protagonista, se llama Donnie, cual reflejo en el espejo de Donnie Darko.

No me arrepiento de no habérmelo comprado aunque quizá lo tenga que terminar haciéndo porque mi perra se comió parte de la página 29-30 en un descuido y hoy  tengo que devolver el libro a la biblioteca... ¿Dónde está un buen agujero de gusano para borrar tragedias cuando más se necesita?



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