lunes, 25 de agosto de 2014

Salir del DeLorean (time travel manifesto)

Ha pasado casi un mes desde mi última entrada. Tranquilos, no es por falta de actividad, todo lo contrario. Estoy trabajando en el posicionamiento del blog -con dominio propio- y preparando los próximos posts, entre ellos la crítica del libro "El Mapa del Tiempo" y una pequeña reseña sobre una tienda estadounidense muy singular. Ya la descubriréis.

Sin embargo, no me gustaría que pasaran más días sin dar señales de vida, sobre todo cuando cada vez es mayor el número de personas, amigos, colegas y recién conocidos, a los que desvelo la existencia de esta bitácora. Es más, a muchos de ellos les dedico estas próximas líneas. Queridos, dejad de haceros los sorprendidos; vosotros también queréis cruzar fronteras, las del tiempo, o las que sean.  


No creo ni dejo de creer en los viajes en el tiempo como algo real. La física cuántica avanza y, quién sabe, lo mismo algún día nos llevamos una sorpresa. Mi intención al escribir este blog no es como algunos me han dejado caer, demostrar algo que hoy por hoy no se puede hacer, sino todo lo contrario. Quiero radiografíar las entrañas de un subgénero de la ciencia ficción que, como ésta en muchas ocasiones, entronca con la Historia, la Filosofía y la Antropología.

Hemos deseado viajar en el tiempo desde los albores de la Humanidad y si no, pensadlo bien. ¿Quién no ha querido, en un momento dado, ser capaz de deshacer un acto, o todo lo contrario, ver sus consecuencias a largo plazo? También los hay que viven en el pasado, muchos lamentándose de no poder volver a recrear ciertos momentos y otros que, en cambio, sólo piensan en el futuro. Ay si hubiera sabido que esto iba a suceder, ay si pudiera parar el tiempo. ¿Y si..?, decimos la mayoría.

Y luego está el arte. La literatura y el cine, pero antes, la mitología y las leyendas, nos han hablado de cómo el hombre se ha enfrentado a su existencia dentro de una cuarta dimensión y cómo, rompiendo sus reglas, ha podido viajar en el tiempo. A veces con la mente; otras con máquinas. En realidad no importa el vehículo sino la forma en la que cada autor, director, o colectivo aborda 'el salto' y sus consecuencias. Porque ahí es donde late el verdadero corazón de este tipo de aventuras. Ahí entramos en la paradoja, la ucronía y los universos alternativos que en un principio pueden parecer ajenos pero que forman parte de nuestras vidas, más de lo que nosotros creemos.

Porque, entrando en un ámbito más mundano, os aseguro que no hay día que en algún capítulo de serie o película de televisión no encontremos una historia que incluya los viajes en el tiempo. Fijaos. En las estanterías y en las carteleras, cada vez son más los autores que nos acercan a esta temática -prueba de ello es el artículo "Viaje con nosotros en el tiempo" recientemente publicado en El País Cultural-. De hecho, en mi propio círculo tengo el ejemplo de una amiga cuyo padre disfrutaba jugando con ella a los viajes en el tiempo cuando era pequeña y un compañero de trabajo que, pasando sus vacaciones al otro lado del charco, ha colgado una foto con DeLorean de "Regreso al Futuro" en una visita a los Estudios Universal como hito en su viaje.

¿Se sienten ellos diferentes por este motivo? Desde luego que no, y yo, tampoco. Soy periodista y trabajo en un ámbito que poco o nada tiene que ver con estas lineas, pero tanto en mi vida profesional como en mi vida personal comparto la curiosidad y las ganas de aprender. He elegido para esta segunda esfera los viajes en el tiempo porque siempre me han apasionado y quiero vivir esta aventura con otros que, como yo, se atreven a dar un paso adelante, salir del DeLorean y cruzar conmigo las fronteras del tiempo.