viernes, 16 de mayo de 2014

Futurama y los canales malditos de la TDT

No sé vosotros, pero yo sigo indignada con el cierre de los nueve canales de la TDT que se produjo hace diez días. Entiendo lo ocurrido y puedo llegar a comprender la decisión pero, si se indulta a presos por Navidad y Semana Santa, ¿por qué no hay perdón para los buenos contenidos en abierto (y legales, para variar)? Hay muchas plataformas que se han erigido en contra de esta situación y, quién sabe, puede que todavía haya alguna posibilidad... De hecho, desde que se hizo pública la noticia del apagón no dejo de acordarme de lo que ocurrió con Cartoon Network, que chapó en 2007, y que se intentó llevar consigo una de las mejores series de animación occidental, Futurama. Afortunadamente un millonario saudí la rescató produciendo varias temporadas más para la Comedy Central y que aquí podemos ver todavia en abierto en Neox... hasta que nos la chapen también.

Precisamente en Neox pillé hace un par de días el piloto de la serie y constaté que una de las mejores maneras de abordar el sci-fi, especialmente los viajes en el tiempo, es choteándose de todo y de todos. Eso sí, para ello tienes que tener un dominio absoluto de la materia. ¿Cómo si no se les hubiera ocurrido a los guionistas darle la vuelta, literal, a la paradoja del abuelo y convertirse así en referente cada vez que se nombra esta teoría en cualquier estudio serio sobre la materia?



Futurama arranca con una pequeña trampa porque su protagonista, Fry, no viaja en el tiempo, sino que, fruto de un accidente, entra en estado de criogenización del que despertará mil años después. Pero no nos importa —sobre todo cuando sabemos que el accidente en realidad es una maniobra de alguien que se ha trasportado al pasado de verdad—, porque es la excusa perfecta para explorar el futuro según Matt Groening, el creador de The Simpsons, y dibujar deliciosas tramas de veinte minutos salpicadas de homenajes científicos y revisiones de clásicos pasadas de rosca.

Los personajes no tienen desperdicio: Leela, la cíclope de pelo azul; el profesor Zoidberg, el calamar/langosta con arranques de vergüenza ajena; Philip J. Fry, el protagonista, un Marty Mc Fly de los noventa -de ahí el guiño a Michael J. Fox del nombre- y, el mejor, Bender, el robot que necesita alcohol para mantenerse sobrio, que vive en una armario -y su armario es un gran salón- y cuya existencia se basa en el hobby de "matar humanos". Hasta los secundarios enganchan, sobre todo, Mamá, una femme fatale de cuero, empresaria en sus ratos libres, que va por ahí disfrazada como una dulce y tierna abuelita; y el presidente Nixon, o mejor dicho, su cabeza, conservada en formol en una urna.

Todos trabajan como repartidores de la empresa Planet Express, regentada por un científico loco, una excusa perfecta para viajar a planetas y tiempos inexplorados y montarla. De este último aspecto, que es el que realmente nos interesa, os recomiendo que veáis dos grandes capítulos y una de las películas que se produjeron entre el apagón y la resurrección de la serie:

Tiempo y humor

"Todo anda bien en Roswell"(SE03 E19) - Se llevó un Emmy, con eso os digo todo. Cuenta cómo Fry genera un agujero de gusano al ponerse a cocinar palomitas de maíz -sin quitarle el envoltorio metálico- cuando la nave de reparto pasa cerca de una supernova. El túnel transporta a toda la tripulación al 9 de abril de 1947, fecha aproximada al momento en el que el padre de Fry fue concebido. Ya sabéis dónde voy, ¿no? Además de poner en solfa la paradoja del abuelo -Fry asesina a su abuelo pero no ocurre nada porque en realidad no era su abuelo biológico, sino él mismo, que se acuesta con su abuela-, los productores nos reservan maravillosas sorpresas para los breves 20 minutillos del capítulo. Como que Bender, roto en mil pedazos tras el viaje temporal, debe dejar su cabeza escondida y recojerla a su regreso al siglo XXXI -vamos, que su cuerpo en realidad tiene 4 años y su testa mil y pico-. Sublime.

Fry, antes de matar a su abuelo, y chotearse de la paradoja del ídem

"El difunto Fry" (SE06 E07).  Homenaje canalla al clásico de H.G. Wells "La Máquina del Tiempo" en el que Fry, Bender y el profesor dan saltos por el ídem entre el 3010 y el  1000000000, a lo grande, vamos. El universo ha aparecido y desaparecido hasta tres veces y los protagonistas juegan con varios conceptos sobre la fabricación de vehículos espacio tiemporales y luchan para no crear paradojas a golpes, literamente. ¿Que nos topamos con nuestros yos por mor de las realidades alternativas? Pues nos los cargamos y punto.

Los Morlocks según Matt Groening.

"El juego de bender" (2008) Es la primera de las cuatro películas de Futurama, que se preparaba para su vuelta tras el cierre del canal Cartoon Network. Ideada para emitirse en cuatro capítulos, la vi del tirón y me dejó impactadísima porque, de nuevo, hila fino con las paradojas y se ríe de todo y de todos. Como no puede ser menos, el Profesor descubre el secreto de los viajes en el tiempo sin paradoja en forma de código binario en un tatuaje hecho en el culo de uno de los protagonistas y, a partir de ahí, la cosa se desmadra. Bender viaja al futuro y al pasado liándola parda y poniendo en un brete a toda la Humanidad.

Y hasta aquí mi pequeño homenaje a Futurama, deseándola una nueva resurrección. Como la de a esos canales que nos han dejado. En su honor, un trocito de la cabecera; solo oírla, te alegra un poquito el día.