jueves, 17 de julio de 2014

Una aventura en el tiempo, mucho más que un Expediente X

Llevo varias semanas recluida para terminar mi nuevo relato, que si Dios quiere publicaré con mis compañeros de aventuras literarias dentro de unos meses, y casi se me pasa hablar de un libro del que, dado que el lunes se cumplío el 225 aniversario de la toma de la Bastilla, es de obligada crónica. Se trata de "Una aventura en el tiempo" (Editorial Fábulas de Albión) y realmente no es una novela, si quiera un ensayo; es una investigación que pretende confirmar la experiencia transtemporal de Charlotte Moberly y Eleanor Jourdain, la primera directora del primer colegio universitario de Oxford para mujeres, St. Hugh, y su segunda al mando. El escenario, de ahí mi comentario del principio, París y, el time slip, del 1901 a alguna fecha comprendida entre 1780 y, cómo no, 1789.
 
La 'narración' pretende ratificar a dos voces y varias velocidades que las dos autoras experiementaron un auténtico viaje en el tiempo (real o metafórico/léase una de fantasmas) en su visita al Petit Trianon -palacete que el Rey Luis XVI construyó para María Antonieta en los Jardines de Versalles- y para ello utilizan técnicas de investigación empírica a través de los recursosde la época. A saber, biblitoecas, hemoerotecas, registros de la propiedad, museos del traje...

Cuentan con poco material de base -un mapa de principios del XX que no se corresponde con lo que ven, varios personajes ataviados con indumentaria de siglo y medio atrás de la época y la sombra de la mismísima María Antonieta-, pero les da el suficiente juego, junto con el relato previo de su experiencia, para tirar de muchos y muy diferentes hilos, aportar pruebas irrefutables, y componer una ejemplar hoja de ruta sobre los viajes en el tiempo.

Mis amigas Charlotte Moberly y Eleanor Jourdain
Sí, amigos. Que aquí la gracia no está en lo que cuenta el libro sino cómo lo cuenta y, sobre todo, cuándo lo contó. "Una aventura en el tiempo" fue las pioneras en la materia, a escasos quince años de la publicación del clásico de H.G Wells, y en su estructura descansa la construcción de muchas de las posteriores inclursiones en el género desde la literatura o el cine. Así que si os hacéis con ella y os resulta pesada, ni chistéis; y si tomáis por locas a mis amigas Moberly y Jourdain por intentar verificar lo imposible, cuidadito. Tener las narices de creerse y escribir sobre algo así a principios del siglo XX desde su posición profesional -recordad que eran mujeres- tiene tela, pero atreverse a hacerlo simplemente como experimento-divertimento para ver la reacción del público, es de cum laude. No me extrañaría que estuvieramos ante el primer mockumentary literario del siglo XX... Ahí lo dejo.

Por cierto, entregué antes de ayer el relato que me ha tenido alejada del blog. No puedo dar pistas, pero que lo comente por aquí ya os debería dar una idea de por dónde van los tiros... Os tendré informados.

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