viernes, 28 de marzo de 2014

La paradoja del abuelo

Después de darnos un garbeo por el cine, la tele y la literatura, creo que ya es buen momento para dar algo de rigor científico a esto de los viajes en el tiempo. Y comenzaremos por un clásico, la paradoja del abuelo.

Partiendo de la hipótesis de que pudiéramos desplazarnos hacia atrás en el tiempo, personarnos en él físicamente y que pudiéramos alterar los acontecimientos del pasado —ojo, no tienen  por qué darse estas circunstancias, como veremos en próximos posts—, ¿qué pasaría si asesináramos al padre de nuestro padre (ambos biológicos) antes de su concepción? Si pensáis que la respuesta es sencilla, que desapareceríais, tenéis un problema: habéis visto demasiadas veces "Regreso al futuro".

Desde un punto de vista estrictamente lógico, la paradoja del abuelo demuestra que el viaje en el tiempo es imposible. Porque si nuestro abuelo no hubiera engendrado a nuestro padre, éste no habría nacido y, mucho menos nosotros, y no hubiéramos podido ir al pasado ni matar a nuestro abuelo. Y así, hasta el infinito.

Sin embargo, si damos un salto de la lógica a la ciencia y empezamos a explorar otras posibilidades, la paradoja del abuelo se convierte en la verdadera base teórico filosófica de los viajes en el tiempo.

Posibilidad 1. El año falso

Los observadores, en Fringe
La paradoja  parte de la base de que no hay una única línea temporal, sino múltiples; es decir, que si matáramos a nuestro abuelo, se mantendría el futuro que nos vio partir pero generaríamos uno nuevo en el que no nacería ni nuestro padre, ni nosotros.

Esta es la opción que más me gusta porque, aparte de tener una ligera base científica (la física cuántica esboza una teoría de que cada partícula tiene su propia  línea temporal), te proporciona un caleidoscopio de realidades y universos espectacular para cualquier historia. Y, además, alberga una pregunta de lo más inquietante: Si intentáramos regresar al futuro, ¿a cuál iríamos? ¿Se darían las circunstancias en ese nuevo futuro para que nos pudiera recibir? Recordad que no habríamos estado nunca allí ni habríamos abierto portales o fabricado máquinas del tiempo... ¿Hay alguien en casa McFly? Él lo llamó el año falso, la que suscribe, una ida de olla en toda regla.

Echad un vistazo a lo que ocurre en la cuarta y quinta temporadas de Fringe. No digo más porque espoileo, sólo una cosa: los observadores acabaron calvos de tanto pensar en realidades alternativas.

Posibilidad 2. Yo soy el centro del universo

Una variante de la solución anterior es la que coloca al viajero en el tiempo como el eje de la principal línea temporal. Es decir, que aunque borráramos de la faz de la tierra todo nuestro árbol genealógico —y no se crearan dos futuros—, nosotros seguiríamos existiendo por principio físico básico. Bueno, hasta  que cayese sobre nosotros todo el FBI, Scotland Yard y de la Interpol por asesinos en serie.

Sin tanta masacre, aunque sí con mucha intriga podemos encontrar un ejemplo de este fenómeno en esa pieza de coleccionista que es  "Los Cronocrímenes", de Nacho Vigalondo (2007), donde el protagonista, Karra Elejalde, viaja una y otra vez en el tiempo, llegando a coincidir hasta cuatro veces consigo mismo. Ahí es nada.
  

Posibilidad 3. Lo que importa es la intención

Esta es la más traviesa, y más que posibilidad es una imposibilidad, porque pone a todo y todos en nuestra contra para que no podamos asesinar a nuestro abuelo. Una especie de destino obstinado que, si bien nos permite hacer una pequeña variación sobre los acontecimientos, estos terminan por ocurrir nos pongamos como nos pongamos. El principio de autocosciencia de Novikov es el que más se aproxima científicamente al asunto y no reconoce ni líneas temporales alternativas ni libre albedrío.

Desesperadito terminó en este sentido el protagonista de la última versión para el cine de "La Máquna del Tiempo" (Simon Wells, 2002) que viaja una y otra vez al pasado para evitar la muerte de su mujer, que termina siempre falleciendo de una u otra forma. De hecho, Stephen King nos las hizo pasar canutas cuando nos invitó a acompañar a Jake Epping, personaje central de 22/11/63 mientras intenta salvar la vida de JFK.

Dentro de este apartado me quedo con la parodia de Futurama, que ya es todo un clásico y que narra cómo Fry, tras matar a su abuelo, se lía con la que él no sabe que realmente iba a ser su abuela y termina siendo su propio abuelo. El pasado es obstinado... y muy juguetón.

Futurama da su propia visión sobre la paradoja del abuelo

Muchos estudiosos incluyen como derivadas de la paradoja del abuelo otras teorías y posibilidades, que entran ya en cómo se viaja —con nuestro propio cuerpo, materializándonos en otro que ya existe en el tiempo en el que viajamos o apareciendo en modo espectro—, o cuantos escenarios hay al llegar —realidades múltiples—. Sin embargo, éstas y otras posibilidades pertenecen más al imaginario de cine y literatura que, en mi opinión merecen abordarse desde otro punto de vista, que ya trataremos más adelante.

Hasta entonces y, por si acaso, id con cuidado; puede que vuestro nieto o nieta del furutro os esté acechando con 'intenciones científicas'.


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